RESUMEN
Por su esencia, la acumulación de capital es un proceso mundial. En su condición de tal se desarrolla bajo la forma concreta de un movimiento cíclico determinado como el más general por la amplitud de sus fluctuaciones y su extensión temporal. En el promedio histórico, estos ciclos más generales presentan una duración de 40 a 55 años, de los cuales aproximadamente dos tercios corresponden a la fase en que la acumulación de capital se expande como si no llevara en sí misma su propio límite. A esta fase la sigue otra en que se hace crecientemente manifiesta la expansión de la producción por encima de la capacidad de consumo social determinada por las condiciones mismas de la acumulación. Hoy han transcurrido alrededor de diez años desde el punto más bajo de la última crisis de superproducción general en la economía mundial, en que culmina este movimiento cíclico general. La acumulación de capital ha entrado ya en una nueva fase de expansión acelerada, aun cuando las propias formas concretas particulares que toma esta fase dificulten su visión. La esencia mundial de la acumulación de capital se realiza tomando forma concreta de distintos procesos nacionales. Es común considerar que todo proceso nacional de acumulación de capital es una expresión inmediata de las potencias propias de ésta en general. A lo sumo, se le reconoce como toda especificidad el acotamiento de esas potencias por lo tardío del desarrollo de un proceso nacional de acumulación (subdesarrollo) o por los condicionamientos que le imponen otros procesos nacionales de acumulación (dependencia, imperialismo). Y, en efecto, el proceso nacional argentino de acumulación de capital ha llegado a presentar los rasgos propios del desarrollo general sujeto a estas restricciones específicas. Es como tal que ha tomado su expresión ideológica genuina como proceso de desarrollo nacional basado en la industrialización y, aun, como proceso de liberación nacional. El advenimiento del neoliberalismo aparece, a su vez, como la reversión absoluta del desarrollo de estos procesos dentro del ámbito nacional, con un beneficiario inmediato: el capital titular de la deuda pública externa. Sin embargo, a todo lo largo del ciclo que culmina en la última crisis de superproducción general, la economía argentina presenta una marcada peculiaridad que se contrapone con las determinaciones propias de la forma simple y general de la acumulación de capital. Esta peculiaridad comienza su desarrollo con el surgimiento de una masa de pequeños capitales en la producción industrial en general, cuya escala no les permite producir para el mercado mundial, como ya es condición para los capitales que participan activamente en la formación de la tasa general de ganancia. Pero lo más significativo en cuanto a la especificidad nacional del proceso de acumulación de capital se encuentra en la posterior entrada al ámbito nacional, de esos capitales que producen en su país de origen en la escala necesaria para acceder al mercado mundial. Sin embargo, entran al país fragmentados como si ellos mismos fueran capitales de monto insuficiente para poner en acción un trabajo con la productividad suficiente para participar de manera activa en la formación de la tasa general de ganancia en el mercado mundial. Esta menor escala implica que estos capitales enfrentan mayores costos de producción que en sus lugares de origen. Podría parecer que estos mayores costos se encuentran más que compensados por el menor precio que pagan por la fuerza de trabajo nacional, respecto de la de los países de origen. Sin embargo, el hecho de que la producción industrial local no pueda por su carestía entrar al mercado mundial, compitiendo allí con la producida en los países de origen del capital, pone en evidencia la falsedad de esa apariencia. Tampoco es posible que los capitales en cuestión se encuentren compensados a expensas de la capacidad normal de acumulación de los restantes capitales industriales, incluyendo en ellos a los agrarios, que toman la forma de productivos dentro del ámbito nacional. En caso de hacerlo, estos capitales no estarían en condiciones de renovar normalmente sus ciclos de rotación, quedándose los capitales en cuestión desprovistos de sus terceros proveedores y clientes. Sólo quedarían los capitales que apropian la fuente compensatoria, como proveedores de esta misma fuente. Por el contrario, puede observarse, que la misma tendencia general a la concentración del capital se impone aquí reproduciendo la presencia de terceros capitales de monto insuficiente para participar activamente en la formación de la tasa general de ganancia aun a escala nacional. La compensación de la ganancia para los capitales normales a escala mundial, que se fragmentan como pequeños capitales al interior del ámbito nacional para producir en una escala restringida, brota de una doble fuente. En primer lugar, de la ganancia que escapa necesariamente a la apropiación de los pequeños capitales genuinos, tal como lo he fundamentado sintéticamente en el punto anterior de esta propuesta. En segundo lugar, pero como fuente esencial, de la renta de la tierra agraria de la región pampeana, por distintos mecanismos que han tomado formas políticas diferentes pero que mantienen su vigencia en todo momento. Los capitales normales que se valorizan como capitales limitados sobre esta doble base, escapan a la necesidad general de revolucionar constantemente la capacidad productiva del trabajo como fuente de valorización. Es decir, escapan a la razón histórica de existir del régimen capitalista de producción. Bajo la apariencia del desarrollo general de las fuerzas productivas materiales de la sociedad dentro del ámbito nacional, lo que tiene lugar es un freno específico a ese desarrollo. El inicio del nuevo ciclo general de la acumulación de capital a mediados de la década pasada ha reproducido esta especificidad nacional, ajustándola a la escala que corresponde al proceso general acelerado de concentración y centralización de capital que le es propio. Si la apertura del Mercosur puede aparecer como una superación de las restricciones de la escala propias del ámbito nacional argentino, al mismo tiempo ha regenerado las posibilidad de producir para un ámbito específicamente restringido. Ha ampliado este ámbito hasta alcanzar una escala regional internacional acompañando el incremento general en la escala que impone la concentración del capital. El neoliberalismo argentino no es sino la forma política concreta que toma la reproducción de la misma especificidad nacional presente anteriormente, expresada políticamente en ese entonces bajo la forma del desarrollismo y la liberación nacional. Este cambio de forma corresponde al cambio en la escala de la acumulación, y a la presencia del capital sobrante que durante la crisis de superproducción general ha tomado principalmente la forma de capital prestado a interés a los estados nacionales. Capital que desde entonces se reproduce bajo esta forma, y aparece como competidor por la renta de la tierra con el capital que toma la forma de productivo dentro del ámbito nacional, mientras se desarrollan las condiciones para su confirmación definitiva como sobrante mediante una crisis financiera general. En la ponencia se va a analizar este proceso mediante el cómputo de la renta de la tierra y de sus distintas modalidades de apropiación.
PALABRAS CLAVE: Acumulación de capital; Argentina; Liberación nacional; Liberalismo